1 - Mantener ordenados de manera casi compulsiva mis archivos de música: Tengo muchísimos mp3. Según el iTunes podría estar pasando música durante 15 días consecutivos sin repetir una sola canción (una locura, lo sé). Esa colección de música está prolijamente ordenada por orden alfabético. Los discos que están completos están guardados en carpeta aparte y esas carpetas contienen, además, un archivo de imagen con la foto de la tapa. Ningún mp3 se salva de esto, y permanentemente reviso que no haya faltas ortográficas y que cada archivo tenga todos sus datos (año de edicion, álbum original, intérprete, etc..). Alcanzame el rivotril...
2- Cambiar la posición de los muebles: Cada tanto necesito (y cuando digo necesito hablo de que si no lo hago me pongo de mal humor) cambiar de lugar los muebles de determinado sector de casa. Si no hay espacio como para rediseñar el espacio, por lo menos moverlos un poquito. Traeme el chaleco...
3- Al terminar de bañarme me urge dejar el baño en impecables condiciones. No soporto que la cerámica quede goteada. Para este raíd, utilizo un pequeño secador (de los que se usan para limpiar vidrios) y feliz de la vida lo paso por las cuatro paredes. El techo está muy alto, por eso se salva. Allá viene la ambulancia...
4- Al llegar de trabajar, me cambio el pantalón y por lo general me pongo algo más cómodo: un short o un jogging. El pantalón siempre queda perfectamente doblado sobre una silla que tengo a tal efecto. Obviamente, me paso como cinco minutos tratando de dejarlo lo mejor doblado posible y siempre, siempre, exactamente en la misma posición. Claro, a todo esto son como las dos de la mañana y no hay mucho por hacer. Marche un electroshock...
5- Siempre me olvido de dónde dejé las putas llaves. Aunque hayan pasado dos minutos desde el último uso, si las necesito, me vas a ver buscándolas porque no tengo la menor idea de dónde pude haberlas tirado. O cuando estoy llegando a casa, me vas a ver varias cuadras antes revolviendo la mochila para saber en cual de los cuarenta bolsillos se me ocurrió abandonarlas. Aunque voy mejorando con los años y los promedios de tiempo de búsqueda se achicaron el algunas décimas, la desorientación se mantiene firme en su lugar...
Lo único que tengo para decir en mi favor es esto: La locura es un don que no se aprende ¿Capisci?
Nos vemos. Y si no nos vemos, vayamos también al oculista.
Saludos
3 comentarios:
Gracias Dani por recoger el guante, me mate de risa, muy bueno.
Besito =)
jajaja
q zarpado!
yo soy todo lo contrario!!!!
hasta con las llaves, siempre las cuelgo! jajajajaja
q bárbaro!
q lindo lo de pollock!! estuve jugando un ratito...
vos y cyn simepre innovando con algun chiche nuevo...
;)
Levantamos el guante y le pegamos una planchada de aquellas. La piloteamos. Ser lo contrario...es bueno, malo o lo contrario? ja ja ja. Pollock? Un copado.
Salud!
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