Extraña situacion en un servicio publico

Me pasan cosas realmente extrañas. Algunas, reñidas con ciertas pautas morales, de esas que a uno le cuestan romper.
Sin ir màs lejos, hace un par de dìas y con un calor de la puta madre, me tomè el colectivo que habitualmente utilizo para inciar el periplo a la oficina. Estaba recièn bañado (no sè que carajo tiene que ver, pero me baño todos los dìas antes de irme a laburar...) y por eso, andaba con el pelo mojado (tampoco tiene mucho que ver, pero lo dejamos como dato de relleno...). Me ubiquè en uno de los asientos individuales, cerca del fondo y casi todas las ventanillas estaban cerradas.
Al intentar abrir la mìa, tuve que forzarla un poco porque estaba trabada y ¡oh, sopresa! al terminar de desplazarla, se saliò el picaporte de aluminio y cayò sobre mi bolso. Acciòn que no fuè advertida por el chofer, quien venìa de gran charla con una niña de "no difìcil" de èsas que suelen acompañar a estos servidores pùblicos. Entonces pensè: "lo guardo en el bolso y al bajar se lo alcanzo".
Obviamente, me olvidè olìmpicamente del asunto, dado que soy muy respetuoso de las normas y bajo por atràs, como corresponde a un ciudadano civilizado. Me dì cuenta, con enormìsimo estupor, que me habìa choreado un picaporte, un par de horas despuès, en la oficina, cuando sacaba el cargador del celular, ante la mirada impàvida y sorprendida de varios de mis colegas; quienes, haciendo gala de un sarcasmo y una crueldad sin lìmites me preguntaban si estaba tratando de consumar el sueño del "bondi propio".

Al final, uno les inculca respeto y modales ejemplares y en la primera de cambio te toman para la chacota.

Que vida complicada. Que lo pariò